Los 80 no fueron una década. Fueron una religión. Yo recuerdo que, de repente, los grises desaparecieron y la policía empezó a ir de marrón (¿...?), los funcionarios de correos dejaron de ir de gris y empezaron a ir de amarillo, los currelas de telefónica dejaron de ir de gris y empezaron a ir de verde….
Y es que hubo un tiempo en este país en que todo el mundo iba de gris. Excepto las viudas, que iban de negro.
Durante décadas.
Y los ministros, que también iba de negro. O eso al menos me parecía a mí, porque la tele en color no llegó a mi casa hasta el mundial del 82, y lo primero que vi fue una peli de vaqueros y al la Nikka Costa cantando el “On my own” vestida de amarillo, como Molière y Manolete cuando les dieron el pasaporte.
Pero la llegada de la democracia, de la movida y, sobre todo (y no me etiquetéis políticamente por esto, porfa…) del Partido Socialista, convirtieron a este país de Nodo en blanco y negro en un episodio de La Abeja Maya.
De repente, todo se llenó de colores: la tele, las corbatas de los políticos, los pelos de los cantantes, los decorados de Almodóvar….
Y es que sólo quienes lo vivimos en directo podemos describirlo. Salir a la calle era como ir al zoo: el pelo de colores, la ropa de colores, los zapatos de colores, los bolsos y las carteras de colores… hasta las radios, las teles, las cámaras de fotos eran de colores; había discos de colores, casettes de colores, carpetas de colores, bolígrafos de colores, vasos y platos de colores…. Era un desahogo, una venganza casi.
Y entonces, en ese periodo variopinto y colorido, fue cuando comenzó mi adolescencia…
Y es que hubo un tiempo en este país en que todo el mundo iba de gris. Excepto las viudas, que iban de negro.
Durante décadas.
Y los ministros, que también iba de negro. O eso al menos me parecía a mí, porque la tele en color no llegó a mi casa hasta el mundial del 82, y lo primero que vi fue una peli de vaqueros y al la Nikka Costa cantando el “On my own” vestida de amarillo, como Molière y Manolete cuando les dieron el pasaporte.
Pero la llegada de la democracia, de la movida y, sobre todo (y no me etiquetéis políticamente por esto, porfa…) del Partido Socialista, convirtieron a este país de Nodo en blanco y negro en un episodio de La Abeja Maya.
De repente, todo se llenó de colores: la tele, las corbatas de los políticos, los pelos de los cantantes, los decorados de Almodóvar….
Y es que sólo quienes lo vivimos en directo podemos describirlo. Salir a la calle era como ir al zoo: el pelo de colores, la ropa de colores, los zapatos de colores, los bolsos y las carteras de colores… hasta las radios, las teles, las cámaras de fotos eran de colores; había discos de colores, casettes de colores, carpetas de colores, bolígrafos de colores, vasos y platos de colores…. Era un desahogo, una venganza casi.
Y entonces, en ese periodo variopinto y colorido, fue cuando comenzó mi adolescencia…
1 comentario:
Yo también tuve tele en color en el 82
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