domingo, 18 de enero de 2009

¡¡¡¡POR FIN UNA CASA GRANDE PARA NOSOTROS SOLOS!!!!!!

Era el sueño dorado de mis padres.... llevaban un montón de tiempo ahorrando y por fin había llegado el día: al fin les entregaban su casa; su flamante casa nueva.

Claro que, como todas las casas nuevas, tenía unos cuantos detallitos por terminar, alguno de ellos insignificante, como el de no tener cristales en las ventanas.... en el mes de Enero. De hecho, yo estoy convencida de que de haber existido en aquellos tiempos unos servicios sociales como los de hoy, los autores de mis días estarían todavía pudriéndose en la cárcel como castigo por haber metido a tres menores en aquel peligroso iglú donde las escaleras no tenían barandilla ni el garaje puerta.
En fin, que era como vivir en la calle, pero debiendo dinero al banco.

Eso sí, tenía una cosa buena, y era que estaba a 100 metros del colegio. Con lo cual, podías quedarte en la cama hasta oír la sirena de entrada y entonces levantarte, vestirte a toda pastilla e irte al cole de una carrerita... a menudo, y debido a las prisas, en zapatillas de casa.
Pero lo cierto es que mis padres se emplearon a fondo y al poco tiempo convirtieron aquel bloque de hormigón en un lugar habitable.
Lo primero que hicieron fue colocar en el pasillo una estufa donde nos calentábamos, nos preparábamos el desayuno, secábamos los zapatos y hervíamos agua para hacer sopa. No todo al mismo tiempo.
A veces, y en agradecimiento a nuestras atenciones, la estufa nos obsequiaba con una generosa lluvia de hollín que acabó por ennegrecer la pared y dejar en el techo un cerco amarillento que debe de tener alguna procedencia sobrenatural, porque es como las Caras de Bélmez; por mucha pintura que le des encima siempre reaparece.
Pero aparte de eso, si mis hermanos y yo nos habíamos hecho ilusiones de que tener una casa más grande nos iba a proporcionar más espacio para el juego o habitaciones individuales, estábamos muy equivocados.
Porque cuando la vida hace coincidir en un punto determinado del tiempo y el espacio a dos fanáticos del almacenamiento de cachivaches y prende entre ellos la llama del amor, ya nada ni nadie puede evitar que, con el tiempo, se hagan con una graaaaaaaaaaaaaan casa donde poder ejercitar el más oscuro de sus vicios:
Amontonar basura.
La cosa empezó muy mal cuando decidieron llenar el cobertizo de la terraza de palomas, conejos, patos y gallinas. Tuvieron que pasar meses antes de que mi madre se percatara de que montar un corral en casa no era la mejor idea que había tenido nunca. Claro que la mujer se había criado en un caserón de pueblo, rodeada tiernos animalitos con los que jugueteaba, a los que alimentaba y que posteriormente pasaban a formar parte del menú de los días señalados. De aquella experiencia mamá había adquirido una aterradora habilidad para desnucar y despellejar bichos de cualquier especie sobre la que no profundizaré en este capítulo.
Simplemente comentar que a la pobre mujer, que ha sido siempre una currante infatigable, se le acabaron hinchando las narices de dedicar sus escasos ratos libres al mantenimiento del variopinto zoológico. De modo que un día, para alivio de nuestras pituitarias, papá y ella decidieron ir dejando extinguirse a los habitantes de la terraza y ocupar el espacio libre como criadero de canarios. Eso sí, conservando "por si acaso" todo el equipamiento sobrante de la granja. De este modo, todos los aparejos necesarios para la cria ornitológica se sumaron al ya nutrido grupo de trastos que había en la casa, y cuya presencia, en el transcurso de unos pocos meses, se fue adueñando poco a poco de toda al superficie horizontal de la vivienda.
Pero la culminación del caos llegó con la colocación de la puerta del garaje: una vez dotado el edificio de un sólido cerramiento, había llegado el momento de llenarlo...

Y mis padres se pusieron a ello con tal empeño que, más de 30 años después, todavía no han terminado de meter cosas...


1 comentario:

Jose María Vonder dijo...

Te pille ¡¡¡¡

Mañana voy ha hacer una rueda de prensa: Inmaculada ha cometido una falta de "Hortografía" con la palabra sobrenatural y ha puesto:
sobrenetural

Ma que bien, ya te tengo jajaja