miércoles, 18 de enero de 2012

SIEMPRE LOS CARIÑITOS ME HAN PARECIDO UNA MARICONEZ...



... Decían Mecano, cuando la palabra "mariconez" todavía podía utilizarse sin el riesgo de acabar en la silla eléctrica.

Y es que es muy triste lo que ha acabado pasando con el vocabulario... Aquí, que fuimos tan modernos, tan abiertos, tan liberales en los 80... que salías un Sábado por la noche y te metías en garitos donde se juntaban punkis, heavis, pijos... fachas y rojos, ácratas y pasotas, homos y heteros... y no pasaba nada... Bueno sí, que lo mismo a las seis de la mañana dos fulanos acababan a ostia limpia en la puerta del bar, hasta las cejas de birra y de canutos, y si el follón era muy gordo aparecía la pasma, se los llevaban al cuartelillo, llamaban a sus viejos y al día siguiente, después de haberse tirao el moco de pasar la noche en el talego delante de todos sus colegas, se iban juntos de cañas y acababan a las tres de la madrugada, como motos, y haciendo un pacto de sangre en el banco de un parque.

Hoy en día, a los Glutamato Yeyé se les ocurre salir a escena con el bigote tipo Hitler cantando lo de los negritos que tienen hambre y frío y los esperan en la puerta una docena de manifestantes de solidarios con todo lo habido y por haber, doce cámaras de televisión españolas y unas veinticinco o treinta del extranjero y un destacamento de los Geos para encerrarlos en la lechera y llevárselos a preventiva hasta que les salga el juicio por difamación de minorías étnicas y exaltación del nacionalsocialismo.

Pero no es mi intención la de meterme en jardines políticos, que para eso ya hay redactores en la blogosfera... Todo este discurso viene a cuento de que, ya que parece que a las personas de piel oscura ahora hay que llamarlos afroamericanos porque si los llamas negros te pueden decir de todo menos bonita, ya que parece que las asociaciones esas que protegen a todos menos a mí están restringiendo el uso del vocabulario, ya que no se puede decir ni moro, ni viejo, ni ciego, ni puta... ni muchas cosas más, yo me planteo una cuestión:

¿Por qué no hay pena de cárcel para un tío que llama "chocho" a gritos a su novia delante de todo el mundo?
¿Cómo es posible que los hombres tengan tan poca imaginación para dirigirse a una mujer  y tanta para calificar a un árbitro?
Sí, porque toda esa terminología asociada al sexo femenino, tipo chichi, chumi, chorrín, chorrete...  son palabros más propios para definir subrazas de caniche que para referirse al venerable orificio por el que la mayoría de nosotros hemos llegado al mundo. Y eso por no hablar de expresiones como "Cómemela toda", o la ya más elaborada de los amigos del refranero "La buena teta en la mano entra".

Pero, en serio, y pese a al vulgaridad de todos estos términos, a mí lo que más me horroriza es eso del "cari"... Vamos, que a mí un chico, después del primer beso y antes de pasar a mayores, me susurra la palabra "cari", y ahí se queda, con los calzoncillos en el suelo y el aparato como una berenjena.

El último sin ir más lejos, que igual lo conocéis.. George Clooney se llamaba... sí, ese chico que habla inglés y vende cafeteras. Bueno, pues había sido una velada de ensueño: cena en un restaurante romántico, velitas aromáticas, marisco, champagne francés, un violinista búlgaro...

Íbamos camino de un hotel de superlujo, en una limusina, Nueva York de noche (habíamos llegado allí en su jet privado), música sugerente, más champagne, su aroma viril impregnando la tapicería de cuero bruñido...
En fin, qué os voy a contar.
Suave, dulcemente, él se acercó,  rozó mi mejilla con la suya... Sentí el tacto de su barba de dos días, su aliento perfumado, su tono varonil susurrando a mi oído:
"Mmmmhhhh.... I'love you....Dar...!"
"¡Ah, no!"- le dije, bajándome del coche, muy indignada... "Una cosa es que yo no hable mucho inglés y otra cosa que me tomes por tonta. Que sabes que odio que me llamen "cari" y tú me has dicho "dar", que yo sé que es el diminutivo de "darling"... Y te dije desde el principio que a mí de tonterías de esas ni una"

Se bajó del vehículo... vino tras de mí... Se disculpó en inglés, en español. Me prometió matrimonio. Me dijo que dejaría todo por mí: el cine, su país, las cafeteras, las modelos...

Pero yo no le escuchaba.

Taconeaba, rauda, elegante,  indignadísima, el cuello del abrigo levantado cobijando mis oídos, perdiéndome en la fría, turbia... inquietante oscuridad de la noche neoyorkina


miércoles, 11 de enero de 2012

NENA... YA NO SE LLEVA EL ESTAR FLACA... SINO MÁS BIEN TIRANDO A VACA

... Y triunfa la Madonna, que está jamona.

Y es que no, que por mucho que al Karl Lagerfield le joda, por mucho que se empeñe en llenar las pasarelas de famélicas sílfides, por mucho que el Strafalariuss condene al ostracismo a todas las jovencitas que superan la talla 38, por mucho que las aguas ligeras que aligeran peso nos coman el tarro pretendiendo que nos olvidemos de la cerveza y el chocolate con churros, por mucho que los comerciales del Special K nos machaquen la moral con sus dietas espartanas... lo que mola son las tías rotundas, las tías contundentes, las mujeronas tipo Rubens, que tanto asco parecen darnos a todas.


Y es que, a ver, analicemos la situación...
-¿Quién dicta los cánones de belleza femenina?
Los modistos.

-¿Y qué es lo que quieren los modistos?
Vender sus trajes

-¿Y qué es lo que NO les interesa?
Que el público se despiste con las curvas de la modelo...

-Y lo más importante:
¿Qué porcentaje de homosexualidad hay entre los grandes creadores de la industria de la moda?
Pues la verdad es que desconozco el dato, pero seguro que supera el 80 %... y eso sin contar a los que todavía no han salido del armario porque están buscando perchas.


.......¿Y qué es lo que les gusta a los gays?

Pues a ver, poco más o lo mismo que a nosotras; esto es, los hombres educados, de rasgos varoniles, nalgas apretadas, torso musculoso, pecho firme y ligeramente torneado, muslos redondos... los hombres sensibles, cariñosos, amables, detallistas... hombres que envían flores porque sí, no por remordimientos, que lloran en el cine sin necesidad de fingir una conjuntivitis, que se acuerdan de los cumpleaños de la familia sin tener que programar una descarga eléctrica a través de la alarma del móvil, que comen chocolate aunque no esté relleno de coñac, que para escupir se ponen un pañuelo... que incluso se depilan.

Ese tipo de hombres...

Y bien... Nosotras lo sabemos, pero ellos, los gays, todavía no...
Ese hombre sensible, detallista, cariñoso, amable, solidario...
¡¡Ese hombre no existe...!!

Precisamente por eso ellos convierten en sus musas a tías huesudas como cadáveres, planas como tablas de surf, ordinarias como figurantes de Almodóvar, desgarbadas como patos borrachos...
En fin, lo más parecido a un tío, pero en mujer...

¡¡Y lo peor no es eso...!!
.....Lo peor es que las suben a sus pasarelas y las fotos de esas diosas de cartón piedra se convierten en modelos a seguir... Y toooodas las mujeres de la tierra se empeñan en parecerse a la Kate Moss cuando a los heteros, lo que de verdad les mola, son el culo y las tetas de la Scarlett Johanson...

Pero nosotras a lo nuestro: dieta, gimnasio, preparados energéticos, bebidas ligth... Y todo para acabar triunfando ante nuestras amigas, nuestro peluquero y las dependientas del Strafalariuss.

Pero es una ilusión óptica... una trampa  de los modistos, que se han confabulado con todos los gays del mundo mundial para que los hombres dejen de sentirse atraídos por las mujeres y, cuando al fin ya no les quede otra alternativa que la homosexualidad o el onanismo, desvíen la atención de sus famélicos apéndices hacia los miembros del colectivo masculino...

Y, si no me crees,  haz la prueba:
Puedes tener la sonrisa de un ángel, los rasgos de una muñeca, la elegancia de un cisne, la dulzura de una madre, la sensualidad de una gheisha, la piel de seda... incluso una elasticidad digna de dejar al Kama Sutra a la altura de la tabla de gimnasia de un geriátrico...

Que al final, tras la frenética noche de pasión, sudor y desenfreno, cuando yazcáis lánguidos el uno en brazos del otro, exhaustos y ebrios de placer, fusionadas vuestras almas en una sola... cuando llegue el dulce, íntimo momento de las confidencias, él siempre te dirá lo mismo:

"Ha sido estupendo, cariño...

¡Lássssssstima que tengas tan poquita carne!"